No hace mucho llegó un cliente habitual al taller diciendo que la sentía dura, refiriéndose a su bici, y que le costaba trabajo rodar con ella, que tenía tiempo sin salir a entrenar. La primera idea que viene a la cabeza es que él le atribuía a la bicicleta su falta de condición física. Sin embargo ello no muestra la imagen completa.

Si el ciclista no había rodado, la bicicleta tampoco. Además cuando estás en tu punto, es difícil notar si la bici frena tu recorrido, pero si estás flojo, seguro lo notarás —si no eres alguien que entrena, es difícil distinguirlo. La falta de lubricación tiene un impacto negativo en el esfuerzo del ciclista, es mínimo, pero cuenta, verás porqué.

Al rodar a 90 pedaleadas por minuto o 90RPM, al cabo de una hora, el eje de centro y los ejes de los pedales habrán completado su giro 5400 veces. Y con un desarrollo de 4 metros los ejes de rueda girarían más de 10,000 veces, las carretillas del cambio trasero habrán girado muchísimas vueltas y también los eslabones de la cadena. No entraremos en demostraciones de Física, pero es fácil comprender que si hay un mínimo de fricción, por pequeña que sea, a la larga, cada micro fracción extra de potencia que imprimes para vencerla, disminuye tu rendimiento aumentando tu fatiga y limitando tu velocidad promedio.

Así que, sabiendo esto, la industria del ciclismo se ha dado a la tarea de desarrollar rodamientos más eficientes, llegando a los costosos de cerámica. Sin embargo no hace falta gastar una fortuna, la lubricación de la bicicleta es esencial y ayuda a que te facilite un buen rendimiento. Tu deberías mantener la cadena aceitada y las carretillas del desviador limpias, pero hay cosas que no se pueden hacer en casa.

El servicio periódico en el taller contribuye no sólo a alargar la vida de los componentes de la bicicleta, también, gracias a la lubricación, la hacen más eficiente y te permite is más rápido. Así que este es un factor muy importante que debes tener en cuenta para traer la bicicleta al taller para servicio completo, que se desarme, limpien y lubriquen los rodamientos. En casa se complica por la necesidad de herramientas especiales y habilidad para no dañar los componentes y ajustarlos apropiadamente.

Nuestro cliente, que es un ciclista serio, hizo bien su diagnóstico, aunque él estaba fuera de forma, la bicicleta también, al dejar de rodarla, a lo mejor el lubricante se secó, los contaminantes en él se consolidaron haciendo que estuviera dura o tal vez, sólo le tocaba su mantenimiento periódico. Y un factor adicional, no hay como una bicicleta recién pasada por el taller y limpia, para sentirte mejor sobre ella. Son muchos los clientes que al recoger su bici después de un servicio completo exclaman: “¡parece nueva!” y esa sensación agradable contribuye a que tengas una mejor sensación al rodar y te sientas más motivado.