La bicicleta ha acompañado a las mujeres en la lucha por su emancipación desde el S. XIX, en una época donde se les exigía vestir y comportarse de cierta manera y sobre todo, ser dependientes forzosas de los hombres. Encima de sus bicicletas, mayormente en Francia e Inglaterra, muchas mujeres encontraron un medio para desplazarse con libertad y manifestar su independencia, el ciclismo femenino fue de la mano con el feminismo.

A las jóvenes de entonces, la bicicleta les permitía viajar entre pueblos y ciudades por primera vez, solas o con sus camaradas. En esos tiempos se debatía si era apropiado que usaran pantalones bombachos para pedalear y todavía más, si era inadecuado para una mujer montar sobre un sillín. La bicicleta fue un medio de empoderamiento para las mujeres, un símbolo, y aún hoy día lo sigue siendo, aunque no tan explícito, veamos.

Para las mujeres, desde el principio, el ciclismo deportivo ha sido un motivo de lucha continua por ganarse un lugar, y tener pruebas donde participar, en igualdad de condiciones salariales y premios que los hombres. La cultura machista del deporte y los medios han sostenido que los eventos femeninos no son relevantes para el público de la televisión y los diarios en su momento, ¿y cómo no va a ser, si no les han dado la oportunidad de forjar un palmarés de heroínas y campeonas, por la falta de exposición y competencias?, lo que ha sido una lástima para los aficionados al ciclismo, pues sin saberlo, nos hemos perdido, de carreras muchas veces, más apasionantes, más aguerridas y más espectaculares que las de la rama varonil.

Las mujeres luchan con un tesón que entusiasma hasta la médula. Yo recuerdo entrenar en el rodillo siguiendo un video de The Sufferfest editado con secuencias de carreras femeninas: Hell hat no fury, las imágenes de lucha que mostraba y las fugas de Emma Poley y otras corredoras te inspiraban para matarte pedaleando como un insensato.

Las Olimpiadas nacieron en 1896, incluían competencias ciclistas desde el inicio, y solo hasta 1984, casi un siglo después, se abrió la rama femenil en pruebas de ruta. La contrarreloj luego de un siglo: 1996. El sprint individual en pista en 1988, la persecución individual en 1992 y la prueba por puntos en 1996. Los mexicanos tuvimos un modelo de inspiración en Belém Guerrero con su medalla de plata en la prueba de puntos en Atenas 2004 o Nancy Contreras, campeona mundial en 2001, plata en 2002 y 2003, así como medallista de oro panamericana en 2003, entre otros grandes logros. Antes que ella, tuvimos a Carmen «Popis» Muñiz que nos inspiraba con sus récords. Hoy día, nuestros mejores representantes en el ciclismo (en muchos años), la mayoría mujeres con buenas opciones de resultados y con palmarés, pasan por un trago amargo con la burocracia deportiva que está interrumpiendo sus carreras y dando al traste con años de sacrificio y preparación.

Por años, los monumentos y grandes vueltas fueron coto exclusivo de los hombres. Con los años, se abrieron oportunidades para pruebas femeninas recortadas en distancia y etapas. Estos eventos han sido irregulares en su continuidad. En 2022 se retomó el Tour de France Femmes, que se creó en 1955 y se abandonó en 1993. Hubo una edición del Tour Cycliste Féminin y la Grande Boucle de 1993 a 2009. El Giro d’Italia Donne, ha corrido desde 1988 y en 2023 veremos la Vuelta a España Femenina. En la actualidad los grandes equipos profesionales World Tour como es el caso del Movistar con Annemiek Van Vleuten de líder y campeona de Tour de France Femmes, tienen equipos femeninos de gran nivel. Ojalá esa tendencia crezca. Honestamente, las carreras femeninas tal vez sean mejores, más apasionantes, como lo hemos discutido entre Enbiciados viendo las transmisiones.

En el Triatlón y el ciclismo de montaña, la participación de las mujeres ha ido más de la mano con la de los hombres, por la época en que nacieron estas disciplinas y se hicieron olímpicas.

Momento de la neutralización de la Omloop Het Nieuwsblad de 2019

Una vergüenza para la historia

Durante la Omloop Het Nieuwsblad de 2019, en Bélgica, una de las clásicas de primavera, el pelotón femenino iba detrás del varonil, pues ambas carreras transcurrían el mismo día y arrancaron con 10 minutos de diferencia. Recorridos 37 de 200 km, la organización neutralizó la carrera femenil, pues la ciclista suiza Nicole Hanselmann estaba a punto de alcanzar a los hombres, ¡en una fuga en solitario! Esta parada fue un hecho vergonzoso y lamentable que dio al traste con las expectativas y el enorme esfuerzo de Hanselmann y puso en evidencia a los ciclistas masculinos. ¡Como me hubiera gustado ver a esa ciclista rebasar al pelotón varonil! No se pudo, pues aún hay atavismos que mantienen a las mujeres en un segundo término. No es que por diferencia de físico ellas puedan ganar en una competencia mixta, pero donde si son extraordinarias es en la pasión y el sacrificio que pueden hacer y ejercen en cada oportunidad.

Rodando

Nuestras rodadas con Enbiciados suelen ser mixtas y están abiertas a las mujeres, no hay rama varonil y femenil, aunque el pelotón suele dividirse en la ruta de manera natural. Lo que me parece muy destacable y nos llena de satisfacción, son las mujeres que acuden desde que son principiantes —y desde luego de otros niveles, según la rodada—. Algunas vienen sin habilidades para hacer ciclismo deportivo, generalmente en ruta. Nuestras rodadas no son paseos y representan una buena oportunidad para practicar el ciclismo como un ejercicio formal, en grupo y aprender.

Durante varios años he atestiguado casos de mujeres que llegan novatas a las rodadas en Ciudad Universitaria, que comienzan pedaleando con trabajos, a veces sin técnica de pedaleo, para curvas, subidas y descensos, con bicis de paseo que luego acaban cambiando por una buena para la práctica del ciclismo. Pero, me entusiasma su dedicación para aprender, para sufrir como el mejor en los pedales. Generalmente en poco tiempo ya las ves subiendo a los Dinamos, al Desierto de los Leones, ¡hasta el Mineral del Chico! No solo es que aprendan y se esfuercen, las ganas que ponen, lo aguerridas que son, hacen que valga la pena cada pedalada con ellas y pienso que quien tiene algo que aprender de eso soy yo.

Rodada a Teotihuacán, Daphne y Lizet

Ahora alguna participa en competencias, otra hasta en pruebas internacionales, otra hace rodadas épicas con sus amigos y grandes fondos por todo el país. Es bueno compartir recuerdos rodando con ellas antes de todo eso y haberlas visto crecer. ¿Por qué lo señalo?, debería ser lo normal, es que resulta notorio que muchas de ellas avanzan más rápido que los hombres, la razón de eso no la voy a analizar aquí, cada uno sabe como es su batalla.

Ciclismo urbano

En mi barrio y particularmente en el condominio de varios edificios en el que habito, la mayoría de las personas que usan bicicleta para sus desplazamientos son mujeres, las ves por la calle, sí, en ocasiones, con la típica bici de canastilla, pero también en buenas bicis de montaña, de ruta y fixies. Las ves llevando sus portafolios para trabajar, o la compra, los niños a la escuela (en mi barrio también hay muchos padres que llevan a los hijos en bici), regresando de noche a casa, como si nada y rompiendo el cliché que muchos hombres alegan: «la bicicleta es peligrosa en la ciudad», para ellas no, o puede que sí, pero veo que se han caído, recuperado y siguen pedaleando. Lo destacable es que en mi rumbo son mayoría, no hay distinción de edad, aunque abundan, claro, las jóvenes.

Entonces, cada vez que veo una de ellas, recuerdo y reafirmo que es mejor ir en bici, que es una forma de emancipación. Para ellas, por las razones históricas y presentes que decidan, para mí, del estresante y esclavizante transporte automotor, público o privado. Que con la bicicleta rompes barreras y paradigmas sociales, que manifiestas activamente tu libertad. Para mí, cada vez que veo una mujer en bicicleta, reafirmo mi esperanza de que tendremos ciudades más humanas y con menos tráfico, más habitables. Pienso que la lucha a la que me referí para comenzar este texto, que viene desde hace más de un siglo, sigue en pie y se va ganando. Cada vez que veo una mujer en bicicleta, en mi interior grito: ¡Chapeau!

Reflexiones sobre “Mujeres en bicicleta

  1. Que interesante lectura y muy recomendable.
    Es importante romper esa brecha de género que existe desde el inicio en el ciclismo, claramente se sabe que los eventos varoniles generan más dinero y visibilidad en todo el mundo; por lo mismo, para las mujeres que se dedican al ciclismo de forma profesional, existen muchas desventajas, ejemplo:
    – Salarios mucho más bajos.
    – Eventos no tan promocionados, ya que cuentan con recursos limitados.
    – Premiaciones no tan atractivas como la rama varonil.
    – Las rutas femeniles como lo comenta el post son más cortas que la varonil, desde aquí están limitando nuestras capacidades.
    – Las mujeres que se dedican profesionalmente, tienen que buscar otro trabajo adicional, ya que lo que les pagan no cubren todas sus necesidades. Los hombres tienen salarios más altos que permiten que puedan solo dedicarse al ciclismo y vivir de ello cómodamente.
    Si nos ponemos a pensar existen muchas más desventajas en el ciclismo para nosotras. Es importante que trabajemos esta parte como sociedad y apoyemos el ciclismo femenil para que más mujeres lo puedan practicar y que este deporte tan bonito siga creciendo.
    ¡Buena lectura!

  2. Que padre que cada vez hay más mujeres arriba de la bicicleta y lugares como ustedes que nos ayudan a querer seguir y seguir para cada día ser mejor
    Gracias Enbiciados, lugar que me vio nacer arriba de la bicicleta

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