Viajar a otras ciudades es una gran experiencia, pero hacerlo con tu bicicleta a fuerza de piernas es incomparable, la sensación de libertad, de lo que puedes alcanzar por ti mismo lo potencia, es lo grandioso del ciclismo de ruta. La experiencia de ver a otros ciclistas mientras los apoyábamos desde la camioneta en su viaje al Mineral del Chico no fue exactamente compartirlo, decirlo sería muy arrogante, el logro es completamente suyo, pero resultó una experiencia en la que disfruté vivamente ver a otros dar su máximo y acometer una aventura ejemplar, digna de admirarse. Así que esta es la crónica de la rodada.
Los Enbiciados son de casta hidalguense, aunque su tienda de bicicletas está en la Ciudad de México resulta notorio que no organicen más paseos ciclistas por Hidalgo. Gus el dueño de la tienda creó su equipo de ciclismo hace muchos años en su tierra natal, con ciclistas hidalguenses y organiza carreras de Cross Country allá, su hijo Osvaldo ha seguido su ejemplo también creando un equipo hidalguense infantil recientemente. Eventualmente fuimos a Tizayuca desde la tienda en la colonia Del Valle ida y vuelta, pero faltaba una rodada al Hidalgo profundo, el tema era la distancia y la aptitud requerida para pedalear con seguridad en carreteras abiertas, pero después de años de organizar rodadas e invitar a entrenamientos abiertos, se conjuntó un grupo de cislistas capaces de acometer la aventura, así que nos fuimos al Chico por la ruta difícil, el mapa de ruta marcaba 125Km, alguien registró 131Km en su ciclocomputadora, alguien más 126, pero dada la magnitud y la dificultad de la empresa, esta diferencia importa poco.
Pedaleando con ciclistas de élite
El equipo de Enbiciados Bike ha formado muy buenos ciclistas desde las ligas infantiles, ahí están Gustavo Serrano chico que ha sido medallista de oro en la prueba de ruta en las Olimpiadas Juveniles de nuestro país y plata en un selectivo de pista, Osvaldo Serrano tiene la medalla de plata en pista también en las Olimpiadas Juveniles y gana competencias de MTB un día si y otro también. A lo largo de los años el equipo ha tenido ciclistas que han destacado en el plano nacional e internacional, como Leonel Palma Dajui —Campeón Nacional de Ruta—, Fernando Islas —Campeón Nacional de Ruta y de Contrarreloj entre un enorme palmarés— y José Guadalupe Cruz Lupillo —que acaba de ganar la Medalla de Oro en la categoría Máster de Cross Country en el Campeonato Panamericano 2019 la más reciente corona de un enorme palmarés y una experiencia extensa en justas internacionales—. José Serrano tiene su palmarés bien ganado y muchos podios en su haber, es un ciclista de mucha calidad, es un excelente mecánico y sabe cuidar a la gente en la retaguardia, se sacrifica.
Esto viene al cuento porque los ciclistas que nos acompañan a las rodadas, sobre todo los novatos o los entusiastas que no compiten, a veces no se hacen la idea de la calidad de los ciclistas con los que ruedan cuando lo hacen con los Enbiciados. Al Mineral del Chico nos acompañaron Lupillo y Fernando, fue todo un agasajo. Lupillo junto con Donovan trabajaron duro en los relevos jalando el grupo a trechos con muy buena velocidad, una vez que se nos unió Fernando en la Autopista —el vive temporadas en Pachuca y en Estados Unidos, pues corre en un equipo de allá— también hizo turnos al frente y luego acometió un tour de force en la subida con Lupillo digno de ciclistas de élite como ellos. También hubo ciclistas notables y de gran experiencia entre los asistentes, pero en este texto toca hablar de los de casa. Estas son oportunidades de oro para rodar con gente así, pues normalmente están en sus competencias o siguiendo sus programas de entrenamiento, no es poca cosa pedalear con ellos en persona.
Las palabras clave son experiencia, ejemplo y aprendizaje, como en muchas cosas en la vida, pero en el ciclismo son esenciales. A menos que seas un ciclista de formación de élite y que estés en las competencias, nadie te enseñará, para esto no hay escuelas, pero hay mucho que aprender, no sólo te subes a la bici y ya está. Así que rodar con buenos cicistas enseña y mucho, si no es con un consejo eventual, que lo hay, sí se puede aprender viendo su conducta en el pelotón, su forma de pedalear, sus avisos ante los riesgos, los momentos en que hacen los cambios, la forma en que conducen la bici, ésa es una oportunidad para tomar un buen ejemplo y aprender. Es lo que le otorga un gran valor a rodadas como éstas. Y hay una palabra clave muy significativa: compartir, el esfuerzo, la ruta, el logro
Sin distinción de sexo ni edad
Aunque en el deporte organizado existen categorías de nivel, edad y género, en nuestras rodadas no hacemos esa distinción, rodamos juntos aunque el pelotón se divida en grupetas, cada uno según sus cualidades, aunque podemos filtrar la asistencia con acuerdo a la dureza de la ruta, como fue en este caso. A nuestras rodadas asisten varias clases de ciclistas, además de los élite, los enlisto por grupos sin un orden particular. Los de mediana edad y en su tercera juventud —más allá de los 50 años—, que pedalean con un entusiamo que supera por mucho las limitaciones físicas, que suelen tener una fuerza física y de espíritu ejemplares y sorprendentes a la vez, a alguno de ellos lo hemos visto crecer desde luchar por subir grandes cuestas para mantenerse al paso de los jóvenes hasta lograr grandes cosas en términos de distancia y triunfos en competencias. En el viaje al Mineral del Chico me llamó poderosamente la atención “El Tío”, es un ciclista de vieja escuela, de años, tantos como que supera los 64, pero si lo ves afrontando las subidas muy duras sobre su bici o rodando a la par de los más jóvenes, sólo te viene una cosa a la cabeza: “quiero ser así”.
Hay mujeres que asisten, por desgracia pocas, y nos alegra mucho que vengan. Naturalmente no pueden ir a la velocidad de los hombres más fuertes, pero si suelen superar a muchos. A más de una la hemos visto también crecer como ciclista, en términos de resistencia, velocidad y técnica. Alguna desde sus pininos en la bici en carretera, lo cual es muy reconfortante.
Tenemos a los jóvenes entusiastas, que han descubiero en el ciclismo deportivo una pasión, una forma de superación personal y de disfrute, más allá de usar la bicicleta como medio de transporte o de paseo. También los hemos visto crecer en el ciclismo, y rumbo al Mineral del Chico, fuimos testigos de su esfuerzo para superar una gran prueba de resistencia, aprovechando al máximo los beneficios de su juventud y lo que se obtiene con un buen entrenamiento y constancia.
La ruta
Teníamos mucho tiempo deseando llevar un grupo de ciclistas a Hidalgo, la ruta al Mineral del Chico fue curada por Osvaldo Serrano, que al igual que los organizadores de las grandes vueltas se esmeró en crear una para sufrir en grande y para el lucimiento de los ciclistas. Vive en Pachuca y viene desde allá para nuestras rodadas, ahora le tocó llevarlos a sufrir a su entrenadero personal.
Partimos de la colonia Del Valle donde se ubica la tienda y gracias al soporte y la escolta de las tres camionetas de apoyo y un automóvil piloto, pudimos tomar el Circuito Interior rumbo a La Raza, o sea que descansos en los semáforos hubo muy pocos, lo que le dió mucha continuidad al recorrido. Hubo algún reagrupamiento, pues el pelotón de ciclistas suele partirse en esta clase de rodadas, el primero fue luego de cruzar la caseta en la Autopista a Pachuca, de ahí el recorrido se hizo con un muy buen ritmo, rondando los 40Km/H con picos de 50Km/H hasta la primer parada de reabastecimiento en Los Conos, en Zapotlán con 80Km de ruta encima.
La Autopista México-Pachuca es engañosa, aparentemente es llana, pero está llena de falsos planos y tiene sus subidas, el viento suele ser un factor determinante. Si le agregas que previamente en el Circuito Interior se suben varios pasos a desnivel a buena velocidad, al final no vas tan fresco. Dentro de Pachuca una vez más con apoyo de las camionetas, el recorrido transcurrío por vías rápidas, y más pasos a desnivel, alguno con una pendiente respetable, si alguien quería semáforos para descansar, pues escasearon también allá. La siguiente parada fue en el centro de Pachuca, Osvaldo quería llevar el grupo al Reloj Monumental, donde se tomó la foto obligada, como constancia de la meta intermedia en la capital hidalguense y para alimentar el placer de pasear. Fue un momento de agradable convivencia, y de paso, la oportunidad para la prensa local de tomar debida cuenta del evento, una reportera al ver el grupo me pidió los pormenores mientras yo cambiaba la cámara ponchada de un ciclista.
De ahí las cosas se tornaron complicadas para las piernas, la ruta tomó la carretera antigüa al Mineral del Chico, que serpentea por la Zona de Minas de Pachuca, afrontando de lleno la sierra, un tramo que tiene unas rampas tremendas que rayan en el 20% de pendiente, realmente duras. Más con las piernas quemadas luego de 105Km de pedaleo constante, eso debe doler. Así que retomando la similitud con grandes vueltas, ésta ruta tuvo una llegada con puerto en en alto para cerrar con un descenso.
El paisaje del primer tramo de esta carretera es árido y el calor agobiaba hasta llegar a la presa La Estanzuela, en ese tramo la carretera tiene un breve descenso para recuperarse un mínimo y agarrar un segundo aire, desde ahí el paisaje comienza a ser boscoso lo que alivia el espíritu y el calor, a partir de este punto la subida hasta El Cedral es constante al 3% de pendiente. En El Cedral se hizo una parada de reabastecimiento y a partir de ahí, la pendiente volvió a arreciar, con 2 kilómetros al 8% en promedio, interminables rampas del 10% y tramos del 20%, verdaderas escaleras, hasta el puerto que tiene una altitud de 2920 msn, en ese tramo Fernando Islas y Lupillo Cruz protagonizaron un pique tremendo subiendo a todo gas, como en carrera, el video de la cámara que llevaba Lupillo da cuenta de lo que hicieron.
Luego vino un descenso muy técnico de 8.5 Km hasta el Mineral del Chico, con bajadas abruptas y curvas cerradas, inclusive horquillas. Decimos en el ciclismo que la subida tiene el premio de la bajada, pero ésta en particular, requiere tal concentración y es tan exigente que equivale a sacarse la rifa del tigre.
La barredora
No hay nada más triste que subir a un ciclista a la camioneta barredora contra su voluntad, a veces se suben por la imposibilidad de seguir y ésta es una salvaguarda, pero este no fue el caso. Normalmente damos un tiempo de tolerancia, esperamos y aguantamos para dejar que luchen por su cometido el mayor tiempo posible, que entrenen en la subidas sobre todo, pero en una rodada como la de esta crónica, esperar no era posible, la tolerancia tenía que ser muy pequeña, primero por seguridad, resultaba vital mantener el pelotón agrupado para brindarles protección y al quedarse algún ciclista muy rezagado y solitario esa tarea era muy complicada, tampoco podíamos permitir más grupetas que camionetas o que la longitud del pelotón fuera tan grande que estorbara el tráfico.
También era necesario llegar a los reagrupamientos, los abastecimientos y la comida final dentro de un margen de tiempo razonable para cumplir con el programa de ruta, no valía esperar a alguien que llegaría rezagado una hora y se perdería la comida o retrasara el regreso, así que el cronometraje tuvo que ser muy ajustado. Nos vimos en la necesidad de recoger a alguien rezagado en la autopista contra su voluntad —para volverlos a subir a la bici cuando fue pertinente y dejarlos gozar, o sufrir, al máximo su recorrido dentro de sus capacidades—. Resulta que el ciclista quiere seguir, cumplir, y bueno, si pagó el boleto quiere el recorrido completo, pero cuando no se tiene la velocidad y se pasa del límite de tiempo no queda más remedio, igual hicimos en la subida, no nos gusta, a ellos tampoco, pero es parte de o que se vive en el ciclismo. No queda más que entrenar y mejorar la velocidad y la distancia para la próxima vez.
Una de las camionetas era arrendada, y convenimos con su chofer Héctor Miguel López que nos esperaría en un punto en la entrada de Pachuca para que no se desesperara al ir a velocidad de ciclista por la autopista, pues la idea era usar sus servicios de transporte al regreso, sin embargo Héctor se quedó a hacer labor de barredora, lo que nos dió libertad de movimiento a las otras camionetas, por lo visto se involucró profundamente con la rodada, y también la disfrutó, al regreso me comentó que se sorprendió viendo lo que para él fue una hazaña de los ciclistas y disfutó de su gesta desde el volante. Si, el ciclismo es apasionante por donde lo veas, su apoyo resultó invaluable.
José a todo lo que da
Como dije antes, José Serrano suele rodar en la retaguardia, lo hace para apoyar a los ciclistas, lanzarles un consejo, más de una vez lo hemos visto empujar literalmente a la gente, y en última instancia para brindar servicio mecánico, lleva la radio entre la grupeta de retaguardia y la barredora, ayudando a coordinar y administrar distancias. La pena es que se pierde la acción en punta, hasta que al final aprieta en las subidas para rebasar a todos, o casi siempre. En esta ocasión por la radio decidimos que debíamos subir a los rezagados en la autopista, se habían descolgado mucho. El problema era que José quedó muy retrasado como consecuencia. Así que le propuse subirlo a la camioneta para dar alcance a los punteros, pero como dije, a los ciclistas y menos como éste, no les gusta, lo que me propuso fue ir a tras carro, y vaya, anduvo rodando detrás del vehículo a 75-80 Km/H, ¡cómo lamento no haberlo filmado!, Charly en el volante y yo íbamos concentrados entre el tráfico, el pavimento y José debido al alto riesgo. Era tal el rezago que tuvo que ir a velocidad de coche a lo largo de 10 kilómetros, durante muchos minutos, realmente interminables para alcanzar al grupo en el punto de reabastecimiento de Los Conos. Admirable y debo decirlo como espectador, emocionante.
No sé si los muchachos que subimos a la camioneta cayeron en cuenta de lo que José estaba haciendo, corriendo a esa velocidad, lo que demanda pericia, fuerza y capacidad aeróbica superiores aunque la camioneta le cortara el viento. Lo que pasa es que al ir rodando en tu bicicleta no te das cuenta de las distancias cuando pierdes al pelotón, calculé que al paso que iban cuando los recogimos, llegarían 30 minutos retrasados y la vanguardia no hubiera podido esperar tanto. Valga la advertencia: ¡Niños no hagan esto en casa!
El Mineral del Chico
Este pueblo Hidalguense es uno de los lugares más pintorescos que el lector pueda imaginar si no ha estado ahí, adormilado en medio de las montañas y los riscos del parque Nacional del Chico, conserva lo mejor de los pueblos tradicionales mexicanos, comenzando por su paz y colorido. Como está en el catálogo de pueblos mágicos, tiene una vibrante oferta restaurantera y hotelera. De particular interés resulta que se encuentra en el centro de una de las regiones con mayor actividad para el ciclismo de montaña en Hidalgo y es muy frecuentado por ciclistas de esta especialidad.
Siguiendo el plan trazado por Osvaldo, la rodada culminó en una comida para la cual reservó el restaurant Filwood en pleno centro, y como no podía ser de otra forma, éste establecimiento tiene vocación ciclista. La verdad la comida me pareció muy buena, aunque estuve a punto de quedarme en ayunas por la voracidad de un grupo de ciclistas hambrientos después de un recorrido de gran fondo.
Cada cual celebró con una buena cerveza y daba gusto, algunos eran amigos entre sí, otros habían rodado juntos antes, otros era su primera vez con el grupo, sin embargo, el ambiente de camaradería y confianza fue general, compartir la ruta te hace camarada, llegar tan lejos crea lazos singulares, se comparte el triunfo personal por igual. Eso me gusta mucho del ciclismo de ruta, al menos en este ambiente ciclodeportivo.
Gran experiencia
Esta vez me tocó ir de espectador —vamos ni siquiera manejé la camioneta como otras veces—, claro que hubo trabajo con la radio del equipo, atendiendo ponchaduras, vigilando a los ciclistas, poniendo un vendaje, abasteciéndolos, pero la experiencia desde un asiento privilegiado para observar la rodada me dió una perspectiva diferente e interesante, honestamente lo disfruté muchísimo.
Fue una gran oportunidad para gozar desde fuera —aunque estaba involucrado en la organización—, y una vez más reafirmé mi convicción de que este es un gran deporte, ver al final de la ruta las sonrisas y la alegría de este grupo me trajo un regocijo que perdura, y me alegra mucho por ellos. El ciclismo es un deporte demandante y en competencia no se diga, pero las grandes distancias y las largas subidas al final reconfortan y alimentan el espíritu.
Falta el aire en los pulmones en los planos a alta velocidad mientras las piernas queman, duelen las largas subidas, donde hasta el más fuerte jadea al pedalear, porque como dijo Greg Lemond: “Nunca se hace más fácil, sólo que vas más rápido”. Pero la recompensa es formidable, el ciclismo ofrece una oportunidad increible, súbete a la bici y acércate a las rodadas de Enbiciados Bike o la que quieras, pero por favor, ponte a pedalear.
Aqui la liga al video de la rodada en Youtube: