Hace muy poco Sram liberó su serie Eagle de gama alta y acaba de sacar la serie GX Eagle de bajo costo —comparado con los de gama alta con una reducción casi del 50% en precio—, pero ¿vale la pena? Para valorarlo hay que hacer un ejercicio matemático muy simple que expondremos aquí, pero antes vamos a los antecedentes.
Antecedentes
Los sistemas de transmisión de MTB durante mucho tiempo fueron de 3 platos en la multiplicación, hasta llegar a 9×3, luego se redujo un plato dando sistemas 10×2 y ahora 11×2, pero con Sram llegaron las transmisiones de un plato, eliminando el cambio delantero, luego los siguió Shimano. Para esto hubo que desarrollar un clutch en el desviador trasero para impedir que se salga la cadena del plato —una de las funciones del desviador delantero—, evitando así la necesidad de un retenedor de cadena, este, es un avance tecnológico más importante de lo que parece a simple vista.
La razón de que los sistemas fueran de tres platos en ese entonces —y todavía en las bicis de gama baja—, reside en que se necesitaba ofrecer desarrollos menores para los requerimientos del MTB, es decir ofrecer piñones grandes y al mismo tiempo mantener desarrollos largos, pero existía una limitación en función de la capacidad de los desviadores, por su diseño y amplitud de movimiento sumado al largo de la caja de carretillas que mantiene la tensión de la cadena y la acorta o alarga, esto es dado por la diferencia de dientes entre el plato menor y el piñón mayor y también por el tamaño máximo del piñón que el desviador es capaz de operar.
En un sistema de 3 platos con el menor de ellos de 22 dientes, no se podía tener un piñón mayor que 32 dientes. Con el avance de la ingeniería los desviadores pudieron manejar piñones hasta de 42 dientes, pero la capacidad de la carretilla limitaba el tamaño de los platos, así que se incrementó el número de piñones y la cantidad de dientes en éstos, mientras que se redujo el sistema a dos platos. Desaparecieron los platos menores a 30 dientes porque las carretillas no pueden manejar una diferencia de dientes tan grande —hasta la llegada del Eagle de Sram—. Entonces resultaba más práctico y tenía más sentido volver a tener sólo dos cambios adelante en lugar de tres.
Más es menos
Una bicicleta de 27 velocidades en realidad tiene muchas menos de ellas efectivas, primero porque existe el problema de cruce de cadena, que limita las útiles, luego en las combinaciones de platos y piñones hay repeticiones, así que al final se tienen menos velocidades reales que el número dado por la multiplicación de piñones y platos.
Además, hay el problema de que se presentan saltos entre los desarrollos cuando cambias de plato, así que muchas veces debes cambiar piñones simultáneamente para tener un ajuste fino en tu cadencia.
En la gráfica se ven las relaciones de una transmisión 1 x 11 Shimano, al final hay 13 cambios efectivos y se ve con la diferencia de color, cuales corresponden a los dos platos, para tener continuidad en los desarrollos hay que sincronizar cambios adelante y atrás, además se observan saltos inevitables entre los desarrollos.
Menos es más
Los ingenieros se Sram se lucieron con su sistema XD, logrando colocar un piñón de 10 dientes y en Eagle con un desviador capaz de manejar un piñón de 50 dientes, lo que es un buen logro tecnológico, además de que el sistema XD reduce sustancialmente el peso del casete.
Ya con los sistemas de un plato se apostaba a la sencillez, de operación, eliminando el cambio delantero y con ello su peso junto con el del mando, y de paso, fue posible ofrecer una mezcla de desarrollos más fluida evitando saltos bruscos entre desarrollos y sobre todo, eliminaron la necesidad de sincronizar el cambio delantero con el trasero.
En la gráfica se ve claramente la curva que forman los desarrollos, es casi perfecta, sin saltos. Pero estamos perdiendo pasos con relación al sistema 2×11 ¿no es verdad? Sigue leyendo. Claro que hay los sistemas 1×11, con ellos se gana sencillez de operación y mantenimiento, así como un menor peso, pero se pierde un poco en el rango de desarrollos, con el sistema 1×12 Eagle se gana en todos los aspectos.
Las virtudes de la sencillez en ingeniería
Sencillez en el sistema y su operación, desde luego, la complejidad del desarrollo de ingeniería para lograr este hito tecnológico y de funcionalidad es otra historia.
Si, es cierto, un sistema Eagle de 12 pasos ofrece menos cambios que uno de 2×11 de Shimano, con la ventaja de operar un sólo mando. Comparemos ambos sistemas:
En la gráfica se ve que montando un casete Sram Eagle de 12 pasos 10-50 (barras azules), se tiene un rango de desarrollos mayor al equivalente de 2×11, aún teniendo un menor número de cambios efectivos. Concretémonos a los extremos, el Eagle con plato de 36, va desde la relación 3.6 hasta 0.72. Cabe decir que con un plato de 32 dientes va de 3.2 a 0.640. En un sistema 2×11 equivalente (estamos obviando la cantidad de variantes disponibles) la relación va de 2.9 a 0.7 o 3.2 a 0.8, muy lejos del rango que ofrece el Eagle. No está de más apuntar que esta relación multiplicada por el diámetro de la rueda da el desarrollo en metros por pedalada.
Así que ¿vale la pena mudarse a un Eagle de gama alta o al económico GX Eagle, la respuesta definitiva es si, sin dudarlo.
¿Vale la pena convertir un sistema 2×11 o 2×10 a un plato?
A lo mejor gastarás en el desviador para poder acomodar un piñón mayor o para tener clutch, o en su defecto deberás invertir en un retenedor de cadena —y de paso se perderá la ventaja del peso al quitar el desviador delantero—, gastarás en poner un piñón de 42 o 46 dientes y con ello perderás un piñón intermedio, gastarás en el plato y tal vez en toda la multiplicación. Con la llegada del GX Eagle de Sram, migrar a éste grupo se ve como la opción más viable.