Las ruedas de fibra de carbono en bicicletas de ruta y gravel ya van más allá de una tendencia. Han pasado de ser un componente para bicicletas de competencia profesional y de ciclistas obsesivos a ser una mejora muy conveniente para quienes hacen ciclismo de ruta deportivo en plan aficionado.
No solo por su estética, sino porque aportan beneficios cuando alcanzas o quieres alcanzar cierta velocidad. Por lo menos, en algunas rodadas de Enbiciados, los ciclistas superan los 45 Km/H y es entonces que se notan las ventajas. No se diga cuando te inscribes a una carrera.
Las ruedas para bicicleta con rines de fibra de carbono ya son un hecho consumado, la industria se ha adaptado para que sean un componente necesario en las bicicletas de gama alta, aunque algunos fabricantes para reducir costos y precios sigan poniendo aluminio o perfiles bajos de fibra de carbono. Quienes tienen bicicletas de gama media, pueden adquirirlos en posventa.
Digo que son un hecho consumado porque se han superado sus inconvenientes, cambiando las tendencias a todos los niveles —a veces de manera tramposa—. Los anchos de llanta pasaron de 23 mm estándar a 28 y hasta 32 mm, para ello nos dijeron, sosteniéndose en estudios de laboratorio, que las llantas anchas ofrecen menos resistencia al rodado, la verdad es que se necesitaban cubiertas con menor presión para no dañar los rines de fibra de carbono. Más tarde aparecieron nuevos estudios que contradijeron a estos y resaltaron las ventajas de los 23 mm, pero el cambio era irreversible.
El ciclismo de ruta tardó muchos años en adoptar los frenos de disco que hoy son un estándar. No tenían tantas ventajas como en el ciclismo de montaña, y sí inconvenientes como un mayor precio y costo de mantenimiento. Cuando los fabricantes comenzaron a montarlos, hubo mucha resistencia e inclusive los ciclistas profesionales se manifestaron en contra abiertamente, hoy ya nadie objeta. Se necesitaban porque los rines de fibra de carbono ofrecían una frenada espantosa con frenos de pinza tradicionales y al recalentarse se deslaminaban.
Pero gracias precisamente a los frenos de disco, ahora tenemos a nuestra disposición bicicletas que aceptan rines y llantas más anchas, lo que nos abre nuevas posibilidades. Es verdad que el tema de la resistencia al rodado en las llantas anchas es discutible y que los resultados de estudios se presentaron de forma tramposa —manipulando las tablas de presiones—, pero también es cierto que ofrecen un rodado más confortable en los pavimentos que solemos recorrer. A la larga, en pisos rugosos sí ofrecen mejor tracción y, por tanto, somos más eficientes. El resultado más notable, es la aparición de las bicicletas de gravel y que podamos, inclusive, usar nuestras bicicletas de ruta, con llantas de dibujo en terracerías ligeras, cosa impensable con las de 23 mm a 110 PSI.
El otro inconveniente, que debería ser el primero, es su alto precio. Pero hoy día tenemos muchas ofertas de diversos fabricantes, sobre todo taiwaneses —que no chinos—, con un nivel de calidad respetable. Ya no solo dependemos de marcas premium como Lightweight, Zipp o Enve, hay más opciones.
El tema con las ruedas de fibra de carbono y la justificación para usarlas, es el perfil o peralte alto, la de 45, 50 o 60 mm, son lo deseable. Las de 80 mm ya son para pruebas contrarreloj en rutas cerradas al tráfico y no son recomendables para uso cotidiano, pues vuelven muy inestable la bicicleta con vientos de costado; además de que añaden demasiado peso, eliminando la ventaja de usar fibra de carbono.
Usar ruedas de fibra de carbono de un perfil bajo, más allá de reducir el peso, no ofrecen ventajas, son más frágiles que las de aluminio y más caras. Entonces, si optas por carbono, es recomendable un perfil / peralte de 45-55 mm, las de un buen fabricante pesarán lo mismo que las de aluminio premium como las Ksyrium de Mavic, al rededor de 1500 gramos el par. En ese rango, valen la pena, s, ve por las de fibra de carbono de 40 a 50 mm.
Aunque el aspecto estético puede considerarse superfluo y menos relevante que las ventajas técnicas, tiene importancia, la bicicleta en cierta medida te debe gustar para que te sientas feliz con ella. A mí me pasa y a muchísimos ciclistas apasionados también. Yo soy de la vieja guardia, así que me decanto por las bicicletas «flacas» de acero, con rines muy delgados, casi transparentes, porque aporta una sensación de ligereza, sin embargo, también me pasa que las bicicletas modernas, más las aerodinámicas, piden a gritos rines de perfil alto y que con rines de aluminio convencionales se ven feas. La ligereza pasa de lo meramente visual a los materiales de verdad ligeros, de alta tecnología, en comparación con el acero.
¿Entonces el aluminio sigue siendo relevante?
Sí, aún es valioso. Cuando no tienes aspiraciones estéticas o de vanidad, haces ciclismo recreativo con rutas cortas ocasionales y no participas en competencias, el aluminio es tu opción. Si haces ciclismo urbano, no quieres que te roben una rueda costosa o destrozarla en un bache, lo tuyo es el aluminio. O en casos como el mío, tengo una bicicleta que me encanta, pero aún lleva frenos de pinza, el cuadro tiene el espacio justo para llanta de 23 mm. Tuve la oportunidad —la última— de hacerme de unas ruedas de fibra de carbono Lún muy buenas, a muy buen precio, de remate, para esa bicicleta, hubiera estado en el peor de los mundos: Rin estrecho con cubiertas delgadas y a alta presión, mala frenada y sobrecalentamiento de la pista de frenado, lo dejé pasar.
Como dije antes, los fabricantes buscan bajar precios y costos, en ciertos modelos de bicicletas, ponen rines de aluminio de perfil alto, son relativamente aerodinámicos, pero agregan mucho peso, a veces ponen fibra de carbono con perfiles bajos, que no dan ventaja aerodinámica y son frágiles. Entonces, hacer la mejora a unas ruedas de fibra de carbono de posventa, vale la pena si piensas hacer rodadas de 100 Km, ir con grupos que ruedan rápido o participar en competencias, aunque sea de manera ocasional.
No deberías montar rines de aluminio con un peralte mayor a 24 mm, lo que sigue, es la fibra de carbono, es un hecho.
Una experiencia en el mundo real
El equipo de Enbiciados ganó este año la carrera de 24 Horas Bici de la Ciudad de México, en la categoría de equipos de cuatro miembros y el segundo lugar en la general. En 2023, obtuvo el tercer lugar general. Además de prepararse a fondo, entrenar mucho y afinar la estrategia de relevos, para ascender un puesto en la general, mejoró su bicicleta y consiguió prestados unos rines de peralte de 80 mm que desde luego le aportaron una ventaja aerodinámica pues, la pista es plana, transcurre en el Autódromo Hermanos Rodríguez donde se celebra el Gran Premio de México.
Me relató que, efectivamente, en las primeras vueltas sintió los inconvenientes del viento de costado que hacían inestable la bicicleta, pero pudo dominarla. En sus turnos en la bicicleta de dos horas, superó una velocidad media de 40-42 Km/H con máximas de 56 Km/H, a pesar del viento y el aguacero en la noche.
También logró el 2° lugar en el Tour de Frankie, una carrera autosoportada de 790 Km entre la Ciudad de México y Puerto Escondido en Oaxaca, que transcurre mayormente en caminos de terracería y grava. Llevó una bicicleta de gravel con rines de fibra de carbono, que estoy convencido, le proporcionaron ventajas por su menor peso al escalar las duras pendientes de la Sierra Madre Occidental y aerodinámicas en los tramos de pavimento, sobre todo el largo final.