Los mitos de la cadencia en el ciclismo

Cuando Lance Armstrong regresó a competir después de su cáncer en 1999 había perdido mucha masa muscular, entonces, su médico de cabecera, Michele Ferrari el Dottor Mito tuvo la idea de trasladar el esfuerzo del sistema muscular al cardiorrespiratorio del ciclista aumentando su cadencia de pedaleo. Para ello agregó el condimento secreto: Eritropoyetina o EPO y luego las autotransfusiones, con el fin de aumentar los glóbulos rojos y llevar más oxígeno a los músculos. La potencia resulta de aplicar una cantidad de fuerza o torque repetidamente en el tiempo, contabilizado en revoluciones, así que el ciclista tradicional en la época aplicaba fuerza de pedal aproximadamente 60 veces por minuto o 60 RPM, Armstrong subió la cadencia a 90 RPM y más, empleando menos fuerza en cada pedalada con desarrollos más cortos. Llegó la era de la alta cadencia.

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Dolor de rodillas en el ciclismo

El ciclismo, a diferencia de otros deportes que implican correr o trotar, es más gentil con las rodillas, tobillos y cadera, pues es una práctica en la que no soportas tu peso con cada paso, no es de impacto, como ocurre con la carrera a pie. Esto significa que no hay un impacto sobre tus articulaciones, especialmente las rodillas. También es cierto que correr consume más calorías por los mismos factores. En general, correr provoca más lesiones musculares y de articulaciones que el ciclismo (sin considerar riesgos como una caída, claro), aunque una mala práctica del ciclismo puede estar fundiendo tus rodillas y en menor medida otras articulaciones, como la zona lumbar o las muñecas, aunque nos concentraremos en las rodillas. ¿Entonces si el ciclismo es un deporte de bajo impacto, por qué escuchamos quejas sobre problemas en las rodillas?

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